Desmontando 4 bulos frecuentes sobre reciclaje

Impulsar la economía circular pasa por dar una nueva vida a los residuos, reparando, renovando y reciclando los materiales. Este nuevo paradigma económico, basado en la optimización de las materias primas y el respeto al medio ambiente, se antoja el único posible para un futuro más sostenible. Y reutilizar los residuos es uno de sus pilares. Un gesto que cada vez realizan más ciudadanos. Según recoge el estudio Hábitos de la Población Española ante el reciclaje, realizado por el Instituto Catchment para Ecoembes, el 82,9% de los españoles separa la basura por tipos. Sin embargo, todavía se escuchan en la sociedad mitos, leyendas urbanas y excusas para no clasificar los residuos que generamos.

1. «Reciclar no sirve para nada»

Un bulo que se propaga a menudo acompañado de vídeos que se apoyan en el efecto visual que provoca el diseño de algunos camiones de basura; estos llevan dos contenedores separados en su interior para recoger dos tipos de desechos distintos en un mismo trayecto. Desde la Compañía para la Gestión de los Residuos Sólidos de Asturias, Sociedad Anónima (Cogersa) explican que «los camiones mixtos cuentan con una caja de recepción de los residuos dividida en dos partes, lo que permite recoger en el mismo trayecto, de forma simultánea sin mezclar, los materiales del contenedor azul (papel, cartón) y los del contenedor amarillo (botes y botellas de plástico, latas de acero y aluminio, bricks, bolsas de un solo uso, etc.)».
Y añaden que el sistema bicompartamental de los camiones es especialmente «útil para diseñar las frecuencias y recorridos de algunas rutas de recogida selectiva de Cogersa, sobre todo las que cubren las zonas de población más dispersa y están más alejadas del centro de tratamiento de residuos». Por otro lado, los residuos tampoco se mezclan en las 97 plantas de reciclaje que hay en nuestro país. Éstas siguen un proceso de selección y clasificación, no sólo por el tipo de residuo (plástico, orgánico, vidrio), sino también por la clase de material, seleccionando y diferenciando entre los distintos tipos de plástico, por lo que todo el esfuerzo de separación realizado en casa o en el trabajo es necesario.

2 «Reciclar es inútil porque casi nadie lo hace»

Una de las bases de los esfuerzos conjuntos en materia de reciclaje es la cooperación y concienciación de la población. El porcentaje de españoles que declara disponer en su hogar de tres cubos, bolsas o espacios para separar envases, uno de ellos dedicado específicamente a plástico, metal y briks (materiales que van al contenedor amarillo) no ha dejado de crecer en la última década: del 72,5% de los encuestados que afirmaban reciclar a diario en 2015 hasta los 82,9% actuales. Ese compromiso con la reutilización de materiales se traduce en que el año pasado cada ciudadano depositó una media de 18,8 kg de residuos de plástico en uno de los 383.508 contenedores amarillos distribuidos por todo el país. A esos envases recogidos en los hogares hay que sumar los que se recuperaron de las más de 500.000 papeleras y contenedores instalados en oficinas, estaciones de transporte o centros deportivos y de ocio, hasta sumar las 1.570.513 toneladas enviadas a las 97 plantas recicladoras que operan en España.

3. «Con mis impuestos otros reciclan por mí»

Las tasas municipales de basura van destinadas a la recogida de la basura general, para los envases que separamos en casa, como los de contenedor amarillo o el azul (papel y cartón) y el verde (vidrio), el sistema es diferente. Son las empresas que ponen esos envases en el mercado las encargadas de costear el reciclaje a través del pago del Punto Verde. «El coste que conlleva el servicio de recogida de los contenedores de reciclaje amarillo, azul y verde no se financia con la tasa de basuras que abonan los ciudadanos al ayuntamiento», explican desde Ecoembes, la organización ambiental que coordina el reciclaje de envases. «No obstante, la colaboración ciudadana es imprescindible para que no se rompa la cadena de reciclaje», apuntan.

4. «Los productos reciclados son de peor calidad»

En la actualidad, además de ser posible el reciclaje de estos productos, los propios fabricantes invierten tiempo y recursos en nuevas medidas de ecodiseño que, además de reducir el impacto ambiental de la fabricación, facilitan la recuperación desde su concepción. Hace décadas, cuando nacieron los procesos de reciclaje, la tecnología era mucho más limitada, por ejemplo no se podían reciclar artículos complejos o realizados con una mezcla de materiales como los briks o los juguetes.
En los últimos tres años las empresas que forman parte de Ecoembes han puesto en marcha 9.380 medidas para hacer sus envases más sostenibles, la mayoría enfocadas a reducir o eliminar plástico y otros materiales de su fabricación. La experiencia y las inversiones hacen que los productos creados con material reciclado sean de una calidad igual que las que se crean con elementos nuevos. Además, las directivas comunitarias establecen la obligación de reciclar hasta el 55% de los residuos municipales y el 65% de los envases domésticos de cara al año 2025. En 2030 todos los envases de plástico deberán ser reciclables y las botellas de este material deben incorporar un 30% de material reciclado.
[Esta noticia fue publicada originalmente en El Mundo. Lee el original aquí]

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