Un estudio confirma que el 80% de la basura oceánica es plástico

El nuevo estudio, publicado en la revista Nature Sustainability, pone cifras a la composición de la basura marina a escala global. En promedio, el 80% de los objetos encontrados son de plástico. Es de lejos el material dominante, seguido de metal, vidrio, ropa y textiles, goma, papel, y madera procesada. La mayor proporción de plástico se encuentra en las aguas superficiales (95 %), seguida de las costas (83 %), mientras que los lechos de los ríos muestran la menor proporción de plástico (49 %). 
Los objetos relacionados con el hogar y la actividad industrial tienen especial relevancia en los fondos y riberas de los ríos, mientras que los residuos relacionados con el consumo de tabaco (paquetes de cigarrillos, fundas plásticas y encendedores) son especialmente abundantes en playas. Aunque el estudio utilizó únicamente datos anteriores a la pandemia de covid-19, artículos de origen médico e higiénico suelen aparecer en los fondos marinos cercanos a la costa, siendo relacionados con las descargas a través de los inodoros. 
Pero lo que resulta más llamativo es que de las 112 categorías de basura utilizadas en el análisis, tan solo 10 productos plásticos representan las tres cuartas partes de todos los artículos encontrados en el mundo. Los residuos procedentes de actividades de consumo al aire libre, principalmente de alimentos y bebidas para llevar listos para consumir, dominan ampliamente en la basura global.  Las bolsas de un solo uso, las botellas, los envases de comida y los envoltorios son los cuatro productos más contaminantes, acumulando casi la mitad de todos los objetos encontrados. 
La producción irresponsable de artículos plásticos de un solo uso, el comportamiento inadecuado de algunos usuarios, y los fallos en los sistemas de recuperación conllevan una fuga continua de plástico a la naturaleza. Esta entrada, junto con la persistencia del plástico, explica la exagerada presencia de este material en el océano. 
Ya se han diseñado planes de acción contra el plástico para la Unión Europea o el Reino Unido, sin embargo, las restricciones de mercado de estos planes se limitan a artículos de un solo uso superfluos o fácilmente reemplazables.  “Las restricciones al uso de artículos plásticos como pajitas, bastoncillos para oídos y agitadores de bebidas, aunque son acertadas, aquí demostramos que no abordan aún el problema principal”, advierte Andrés Cózar, profesor en la Universidad de Cádiz y coordinador del estudio. 
Sobre la base de que evitar la producción de residuos es la forma más eficaz de minimizar la contaminación por basura, los autores abogan por la prohibición de productos plásticos prescindibles en las actividades de consumo al exterior como medida de gestión prioritaria.  Para aquellos productos consumibles al aire libre que se consideren indispensables, el estudio sugiere una aplicación especial de la llamada “responsabilidad ampliada del productor” (RAP), unida a una tasa de depósito reembolsable al consumidor de productos en el exterior, ambas medidas justificadas por el riesgo extra de escape al medio de este tipo de productos. 
El estudio cifra la contribución de las actividades marítimas a la basura marina en un 22%, con la indicación de que esta estima representa un límite inferior. Solo incluye objetos claramente relacionados con la actividad marítima (principalmente aparejos de pesca), aunque pueda haber artículos domésticos, industriales u otros que hayan sido desechados desde cualquier tipo de buque.
La basura procedente de fuentes marinas, por su diversidad, requiere una receta de actuaciones más compleja, entre las que se sugiere una tasa fija global para el desembarque de residuos en puerto. “El desembarque de basuras en cualquier puerto no debería suponer un coste dependiente de la cantidad desembarcada”, señala Andrés. 
La acumulación de basura en los océanos es uno de los grandes retos del presente siglo. La preocupación científica y social ha desencadenado una oleada de iniciativas dirigidas a mitigar este problema. Sin embargo, el conocimiento necesario para orientar a los planes de actuación es aún limitado. Aunque abundante, la información necesaria para evaluar el origen de la basura está fragmentada y dispersa. 
La toma de decisiones, cada vez más urgentes, a menudo tiene que fundamentarse en datos con una visión parcial de la problemática. En este estudio, se identifican los productos con mayor presencia en cada una de las siete regiones socio-económicas del mundo. Aunque no hay una solución milagrosa para la contaminación por basuras, estudios como este proporcionan una base consistente sobre la que definir y coordinar planes de acción más efectivos. 
Financiado por la Fundación BBVA, el Ministerio de Ciencia e Innovación y el Gobierno Andaluz, este nuevo estudio integra los inventarios de basura realizados en playas, ríos, aguas costeras y mar abierto, tanto en superficie como en fondo. El equipo detrás de este estudio, dirigido por el Andrés Cózar y Carmen Morales de la Universidad de Cádiz (UCA), está compuesto por 15 instituciones de 10 países.
[Esta noticia fue publicada originalmente en Agencia SINC. Lee el original aquí]


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