Portugal no quiere más residuos de colillas por los suelos

El partido verde Personas- Animales-Naturaleza (PAN) ha triplicado sus votos en Portugal. Hace unos días, su único diputado nacional, André Silva, tuvo 60 segundos para explicar cómo acabar con la mayor plaga mundial de los residuos: las colillas. En Portugal, según él, se tiran al suelo 7.000 colillas por minuto. Aparte de la suciedad en calles, playas y cualquier otra superficie, Silva recuerda que una colilla contiene 4.000 sustancias químicas, del alquitrán a los pesticidas. y que es una de las mayores amenazas del planeta, pues la degradación de la colilla es muy lenta, entre uno y cinco años, según los estudios más optimistas. Su propuesta fue aprobada por el Parlamento para que los detalles sean pactados en comisión.
El proyecto de ley del PAN consiste, primero, en sensibilizar durante un año a la población sobre el daño que hace una colilla tirada en cualquier lugar; también pide al Gobierno que obligue a locales de hostelería y locales públicos a instalar más ceniceros y a limpiar la zona exterior de sus instalaciones. Finalmente, propone multas, desde 500 euros para los infractores individuales y a partir de 9.000 euros para las empresas. También pide una ecotasa a las tabaqueras para sufragar las campañas de sensibilización.
La iniciativa del PAN es solo novedosa por la legislación de ámbito nacional. Desde hace años, los Ayuntamientos han ido incorporando a sus reglamentos de multas urbanas el lanzamiento de colillas al suelo. En Lisboa, por ejemplo, las multas por este concepto pueden llegar a los 15.000 euros; en Oeiras, la multa máxima es de 1.000 euros, en Leiria, 500 euros. Ninguna de estas ciudades nadan, por si lo pensaban, en la riqueza. Siguen tan llenas de colillas como cualquier otra y jamás han ofrecido una sola cifra de multas impuestas por esta causa por las respectivas policías municipales. “El 20% de la población portuguesa considera normal tirar las colillas al suelo”, señala Silva en su explicación de la ley, “un hábito inconsciente e incluso socialmente aceptable”.
De momento, la acción más efectiva es la de movimientos ecologistas como Portugal Sem Beatas (colillas), BioLiving (en una hora sus voluntarios recogieron 80.00 colillas en Aveiro) o Baldios de Lousã (5.000 colillas recogidas en sus playas fluviales) que lanzan campañas ciudadanas de sensibilización práctica. El Laboratorio de Paisaje de Guimaraes da un paso más y fabrica ladrillos con las colillas.


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