Manuel Civera: "La apuesta por la economía circular ya no es una elección"Manuel Civera es una de las voces autorizadas en economía circular por su trayectoria profesional y por su implicación con el medio ambiente. Vocal de la Comisión de Medio Ambiente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), preside el Consorcio Valencia Interior, entidad que gestiona el tratamiento de residuos de 61 municipios. Secretario general de la Asociación de Municipios Forestales de la Comunidad Valenciana (AMUFOR), es actualmente alcalde de Llíria, en Valencia, y fue alcalde del municipio vecino de Alcublas de 2007 a 2015. Arquitecto técnico, ha sido profesor asociado en la Universidad Politécnica de Valencia. Su perspectiva es poliédrica puesto que trabaja no sólo desde la perspectiva española, sino también desde las bases del municipalismo.

¿Qué novedades prepara la Federación Española de Municipios y Provincias?
Adherida al Pacto por una Economía Circular, que promueve la Unión Europea, la federación asume la Declaración de Sevilla, suscrita por 135 ciudades españolas. Por tanto, la federación está implicada ahora en la definición de la estrategia española de economía circular desde sus orígenes, junto con el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Asimismo, pide que no se olvide a alcaldes y concejales en su concreción para reducir el uso de recursos no renovables, en el análisis del ciclo de vida de los productos o fomentar el uso de infraestructuras y servicios digitales en los distintos municipios de nuestro territorio, así como su difusión e impulso. La Federación organiza, con el apoyo de ECOEMBES, un seminario técnico sobre economía circular, donde se detectarán los elementos esenciales que deben recogerse en una estrategia local  de economía circular. Está previsto para el 6 y 7 de marzo. Es importante destacar la participación del ministerio, la comisión europea y algunos técnicos responsables de la gestión de las áreas municipales encargadas de la gestión de los residuos, de políticas de lucha contra el cambio climático y de la Red Española de Ciudades Saludables.
¿Hacia qué tendencias van las medidas?
La adopción de medidas en la dirección de fomentar una economía circular no es una cuestión de tendencias o modas. Es una necesidad para nuestra sociedad desde el punto de vista económico, social y ambiental. La adaptación a una mejor forma de producir, utilizar y gestionar los recursos va a determinar el escenario de desarrollo, participación y salud de nuestros municipios. Es necesario no demorar el comienzo, siendo clave para el comienzo de la Agenda 2030.
¿Qué es imprescindible para la preservación del impacto medio ambiental?
La gente entiende que toda actividad económica lleva aparejado un impacto sobre el medio ambiente y, durante los últimos lustros, nos hemos centrado en minimizar y mitigar ese impacto ambiental para que la actividad fuera social y ambientalmente sostenible. El hecho es que, bien diseñada, la actividad económica puede y debe tener un impacto positivo en el medio ambiente. Ya que no se puede generar riqueza sin dañar el medio, sino mejorándolo, aumentando la biodiversidad, previniendo y minimizando los daños. Debemos promover cambios de hábitos hacia un consumo responsable e inteligente, implicándose en la prevención de la generación del residuo, fomentando la reutilización, fortaleciendo el reciclado y favoreciendo su trazabilidad.
¿Cuáles deben ser las directrices de las empresas de economía circular para su desarrollo?
La cuestión es que es necesario contemplar el ciclo completo de cada actividad económica, incluyendo las consecuencias ambientales y sociales que, hasta ahora, no han entrado en el balance de ingresos y gastos. Y resulta que hay vías de negocio que aportan bienestar más eficientes y rentables que el extraer, transformar, vender y desechar. Un ejemplo: cuando nuestras necesidades de transporte suponen sólo el 5% de nuestro tiempo, es mucho más eficiente compartir que tener en propiedad un vehículo parado el 95% de su vida útil. Y tenemos la tecnología y la inventiva para conseguirlo. Otros países están a la vanguardia en el fomento de la economía circular.
¿Qué medidas va a proponer la FEMP para llegar a ese nivel?
El establecimiento de políticas de compras verdes y socialmente responsables, la bio-economía, y la bio-energía requieren de un proceso de transición que permita superar los cambios necesarios. El reconocimiento de esa necesidad de transitoriedad no puede suponer un freno a la hora de tomar decisiones. El planeta sufre las consecuencias climatológicas y sociales derivadas del cambio climático. Tal y como nos apuntan los expertos, las previsiones de esta situación no van a mejorar en los próximos años. Nuestro compromiso inmediato es clave para el futuro del planeta.
¿El reto pasa por implicar a todos los agentes sociales?
Evidentemente, el reto pasa por involucrar a todos los agentes sociales en los ciclos productivos y comerciales. Una política de compras es responsable cuando la cadena de suministro y la relación de proveedores de una empresa u organización están basadas en la sostenibilidad, tanto social como ambiental. Las competencias municipales en materia de comercio y actividades económicas son limitadas, pero siempre hay caminos para incentivar esos comportamientos responsables. Además, el sector público es el mayor comprador y contratante de bienes y servicios, en torno al 18% del PIB. En la FEMP estamos en la fase de redactar las bases de las futuras estrategias locales de economía circular.
La población española no parece tan sensible a la preservación del medio ambiente como las de otros países europeos. ¿Qué falta por hacer?
Con la estrategia y la normativa clara, con buena comunicación y transparencia en los números, nuestros vecinos se incorporan a las buenas iniciativas igual o mejor que en el más avanzado de los territorios. Lo que ha ocurrido es que, como sociedad, nos hemos incorporado mucho más tarde. Primero: medidas de transparencia y comunicación. Segundo: diseñar una estrategia municipal coherente.
¿El gobierno actual español ha potenciado la economía circular suficientemente?
En el ecuador de la presente legislatura, las circunstancias económicas, sociales y políticas que han marcado el devenir diario de los ayuntamientos han sido especialmente duras, por lo que es el momento de exigir decisiones que favorezcan el municipalismo. Habiendo cumplido retos y mejorado todos y cada uno de los objetivos que la estabilidad presupuestaria y la sostenibilidad financiera que nos ha impuesto el gobierno, la Administración local no puede seguir esperando. Entre otras muchas reivindicaciones pedimos una mayor celeridad en la estrategia de la economía circular y los recursos necesarios para su implantación.
¿En qué medida se siguen las directrices europeas y qué queda por desarrollar?
El cambio de paradigma desde un modelo de economía lineal a otro circular requiere de un compromiso firme por parte de todos los implicados. Desde los ayuntamientos comenzamos con el ámbito de competencia municipal directa, implementando objetivos claros y herramientas para una mejor gestión de los residuos, continuando con la labora de concienciación para ayudar a los consumidores a elegir productos y servicios sostenibles. Más complicado, en el ámbito local, es incidir en la fase de diseño y producción de la economía circular, en la que nos jugamos que, efectivamente, se cierre el círculo: de residuos a recursos.
¿Se trasladarán esos criterios a la planificación estratégica de ayuntamientos y provincias?
Hay mucho camino por recorrer en la transición a este nuevo modelo, conscientes de que los ayuntamientos somos la administración que más puede hacer para informar y sensibilizar a los ciudadanos y tenemos el marco de competencias para actuar pero es necesario que las entidades locales tengan unas aportaciones de fondos para invertir, que en este momento no tienen. Hemos incorporado criterios de compra pública verde, de análisis de ciclo de vida de los productos y servicios que se adquieren y presta la Administración local. Compartimos la ambición de la comisión europea en el camino hacia la economía circular siendo el mejor aliado, pero falta el marco financiero estable que ayude a los municipios a cumplir dichos objetivos.
¿Cual ha de ser el rol de las diputaciones en la potenciación de la economía circular?
Dar apoyo técnico, informar y facilitar proyectos piloto de una mejor gestión municipal que puedan tomar como modelo los ayuntamientos. Considero que es esencial el papel de las diputaciones en destinar recursos para innovación, aplicaciones y experiencias piloto para la gestión municipal y el desarrollo local sostenible.
¿Qué perspectivas de futuro nos esperan si potenciamos la economía circular?
Para garantizar el bienestar futuro de nuestra sociedad, debemos adoptar un nuevo sistema que aproveche al máximo el I+D+I para repensar y rediseñar nuestros sistemas de producción, a la búsqueda de un ciclo productivo más respetuoso con el medio ambiente. Un modelo que permita que los recursos permanezcan el mayor tiempo posible en el ciclo productivo y finalice generando el mínimo recurso posible. Desde 2008, la productividad del consumo nacional de materiales ha subido un 85% y la intensidad de su consumo con relación al PIB se ha reducido casi a la mitad. Asimismo, entre 2000 y 2013, la intensidad energética de nuestra economía descendió un 20% y la generación de residuos urbanos se redujo un 31,8%, Es el camino en el que hay que seguir incidiendo.
¿Qué comportará asumir el reto de la economía circular?
Tras el reto de la economía circular se esconde una gran oportunidad para España: la oportunidad de ser mejores administradores de nuestro medio ambiente sin renunciar a nuestro bienestar, de modo más responsable y sostenible. La apuesta por la economía circular ya no es una elección. Actualmente, como alcalde de Llíria, y con el apoyo del equipo de gobierno, éste es el modelo de ciudad que queremos dejar a ciudades futuras. En la medida que seamos capaces de lograrlo, tendremos una sociedad más participativa, con una economía con más peso en los servicios, unos bienes más duraderos y reparables y, por tanto, unas ciudades más habitables.


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