Los desastres climáticos han causado más de 400.000 muertes solo en la última década

Una de las consecuencias más visibles del cambio climático está en el aumento imparable de los fenómenos meteorológicos extremos. Sequías prolongadas que asolan cultivos, huracanes que destrozan la costa, olas de calor abrasadoras o inundaciones devastadoras se están haciendo cada vez más frecuentes por el aumento de la temperatura global, un problema que afecta desproporcionadamente a las personas y países más vulnerables. De hecho, según un informe presentado esta semana por la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR), los desastres climáticos han aumentado cerca del 35% cada década desde 1990, causando más de 410.000 muertos  y afectando a 1.700 millones de personas en los últimos 10 años.
La inmensa mayoría de los desastres climáticos en los últimos diez años (83% de todos los desastres provocados por peligros naturales) fueron causados por fenómenos meteorológicos extremos y relacionados con el calentamiento global. Pero, sobre todo, la proporción de desastres atribuibles al clima y los fenómenos meteorológicos extremos también ha aumentado significativamente durante este tiempo. Incluso cuando el número total de desastres se estabilizó en las últimas dos décadas, la proporción atribuible al clima de los fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones, tormentas y olas de calor, siguió aumentando, del 76% de todos los desastres durante la década de 2000 al 83% en la de 2010.
El informe alerta además de que el cambio climático “no está esperando a que se controle el COVID-19”.  Y es que muchas personas se ven afectadas directamente por la pandemia y los desastres provocados por el clima a la vez, siendo las personas más pobres y en mayor riesgo del mundo las primeras y más afectadas. Durante los seis meses transcurridos entre marzo de 2020 (cuando se declaró la pandemia) y la finalización del informe, alrededor de un centenar de desastres climáticos afectaron a más de 50 millones de personas.
El estudio de Cruz Roja muestra asimismo la existencia de una preocupante brecha entre la financiación para mitigar el cambio climático y el tipo de países la reciben. Y es que, según el estudio, ni los cinco países más vulnerables a este tipo de desastres están entre los mayores beneficiarios de financiación, ni las cinco naciones que reciben más fondos de adaptación per cápita se encuentran en situación especialmente frágil ante el calentamiento global. Por ejemplo, Somalia, el país considerado más vulnerable al cambio climático, ocupa la posición 63 en lo que respecta a compromisos de financiación, y naciones en similar situación como la República Centroafricana o el Corea del Norte no han recibido nada, denuncia el informe. Por hizo un llamamiento para que se proteja a estas comunidades, que ahora tienen que hacer frente también al gran impacto de la COVID-19 en sus territorios.
El Informe Mundial sobre Desastres 2020 insiste en que se deben tomar medidas urgentes contra el cambio climático que se centren en el nivel comunitario, que es donde más se necesitan. En sus recomendaciones, el informe hace un llamado a todos los actores “para que sean climáticamente inteligentes, para que las prioridades sean correctas e integren y localicen los enfoques de gestión del riesgo de desastres y el clima”. “El trabajo contra el cambio climático no puede quedar en un segundo plano mientras luchamos contra la pandemia. Se deben de gestionar las dos crisis a la vez”, ha declarado al presentar el informe el secretario general de FICR, Jagan Chapagain, quien señaló que “no sería inteligente” pensar que el cambio climático es menos importante que la emergencia por la COVID-19
En concreto, Cruz Roja propone que los paquetes de estímulo que se están diseñando en todo el mundo para salir de la crisis de la COVID-19 deben contemplar una recuperación que proteja a las personas y al planeta, para así evitar riesgos en el futuro.” Queremos que las soluciones de hoy no se conviertan en los problemas de mañana”, ha comentado Chapagain al respecto. La organización ha aprovechado además la publicación del informe para pedir a gobiernos, donantes y los sectores humanitario, ambiental, climático y de desarrollo que apoyen de manera prioritaria a las personas, comunidades y países que estén en situación de mayor riesgo. “Invertir en resiliencia en los lugares más vulnerables es más eficiente que seguir asumiendo los continuados aumentos en el coste de las respuestas humanitarias y contribuye a un mundo más seguro, próspero y sostenible para todos“, ha concluido Chapagain.
[Esta noticia fue publicada originalmente en El Ágora. Lee el original aquí]


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