8 tendencias para apostar por un 2021 mucho más verde

La prueba de que el año 2020 no se trató de un año perdido reside en las numerosas claves que aparecieron durante ese periodo y que servirán como cimientos para que el 2021 pueda marcar el principio del fin a esta crisis climática y, por supuesto, el inicio de nuestra aventura como una civilización circular y sostenible. El nuevo escenario que instauró el SARS-CoV-2, más que un freno a nuestras intenciones, supuso toda una plataforma de lanzamiento, sobre todo en lo que a materia ambiental se refiere.
Hemos hecho un resumen de grandes tendencias ocurridas en 2020 y que anticipan un futuro encaminado hacia la sostenibilidad, con permiso del virus y la pandemia. 

1. Redescubrimos el valor del agua

El agua, en este sentido, fue una de las principales protagonistas del 2020 gracias a sus funciones preventivas frente al virus. De hecho, una de las máximas difundidas por los organismos sanitarios competentes, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi desde el comienzo de la pandemia fue el llamamiento al lavado de manos con agua y jabón, un derecho que, por desgracias, aun no poseen millones de personas alrededor del mundo. Irónicamente, algo tan dispar a la limpieza como lo son las aguas residuales también se convirtió en un eficaz sistema de alerta temprana para averiguar en qué regiones estaban surgiendo nuevos focos de contagio. El 2020 ha servido para subrayar la importancia del agua limpia y de los sistemas de saneamiento como medios para evitar presentes y futuros problemas de salud,

2. Crecen las energías renovables

El 2020 nos dejó la noticia de que la producción de las energías renovables había superado por primera vez en Europa a los combustibles fósiles como fuente de electricidad. En concreto las limpias supusieron el 40% de la producción eléctrica, mientras que las fuentes fósiles se quedaron seis puntos porcentuales atrás. En lo que respecta a España, 2020 ha sido un año de récords. Las tecnologías renovables produjeron en 2020 el 43,6 % de toda la electricidad en España y registran así su mayor participación en el mix de generación desde que se cuenta con registros (año 2007), según los datos presentados Red Eléctrica de España en su previsión de cierre de año. La cuota de producción verde de 2020 es 6,1 puntos porcentuales superior a la de 2019 y está 3,2 por encima del anterior máximo de participación anual, registrado en 2014.

3. España legisla en verde

En este sentido, España no se quedó atrás con sus deberes ambientales. Arrancó la tramitación de la esperada Ley de cambio climático y transición ecológica, con la que el Gobierno quiere impulsar el coche eléctrico y las energías verdes. El siguiente paso es su aprobación parlamentaria que, en principio, tendrá lugar durante este 2021. Es un eje más de la estrategia verde complementada por el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC) 2021-2030 y el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), ambos aprobados el año pasado.

4. Hacia una movilidad más limpia

Del mismo modo, el Gobierno central aprovechó la celebración de la Semana Europea de la Movilidad para presentar lo que es el segundo gran instrumento de política sectorial con el que se pretende impulsar la movilidad sostenible dentro de nuestras fronteras: la Estrategia de Movilidad Segura, Sostenible y Conectada, una medida que aspira a considerar la movilidad como un elemento de cohesión social y de crecimiento económico. Pero es que además, el coronavirus ha hecho plantearse la necesidad de espacios públicos y abiertos, y muchas ciudades han iniciado medidas para pacificar el tráfico y recuperar espacios para el peatón.

5. Fondos para una reconstrucción verde

Para realizar esta serie de cambio faraónicos se necesita dinero. Por suerte, Europa quiso aprovechar la ocasión para que las economías comunitarias se relancen en verde apoyadas en su particular fondo verde europeo. España recibirá la cuantiosa cantidad de 140.000 millones, casi 73.000 millones en ayudas directas, de los cuales el 30% irán destinados a la transición ecológica.

6. La ciencia y la colaboración ganan enteros

En 2020 hemos vivido un esfuerzo mayúsculo a nivel internacional para atajar la dispersión del virus, encontrar tratamientos y diseñar vacunas eficaces. En tiempo récord ya se dispone de las primeras, que están empezando a distribuirse. Gracias a un enorme esfuerzo de colaboración público-privada, donde reguladores y empresas farmacéuticas han dado pasos de gigante contra el virus.
Todo lo ocurrido deja además un poso importante: hacer ver a todos los ciudadanos la importancia de la investigación y de la ciencia en el mundo actual. Frente a los oscurantismos, que algunos hay, y las teorías de la conspiración, el sistema investigador internacional se ha reivindicado como creador de soluciones reales, basadas en la información, los datos y el sistema de validación del método científico.

7. España apuesta por invertir en I+D

El 2020 también fue un año de buenas noticias para la ciencia de nuestro país gracias al anuncio de un Plan de Choque para impulsar la investigación en nuestro país en un plazo de dos años y no permitir su retroceso en el contexto de crisis en el que vivimos, tal y como sucedió en pasadas recesiones como la de hace una década. Con la idea de que “España no puede seguir dando la espalda a la ciencia” se presentaron 17 medidas de inversión entre 2020 y 2021 que inyectarán más de 1.000 millones de euros en ayudas directas al sistema de investigación, de los que 396,1 millones se movilizaron en 2020 este año y el resto, en 2021, a los que hay que añadir 500 millones de euros en préstamos en condiciones ventajosas a empresas
Sin embargo, el Plan de Choque tan solo es una pieza más que imbrica la Estrategia Española de Ciencia, Tecnología e Innovación (EECTI) para el periodo del 2021 y 2027 y con la que el Gobierno pretende duplicar los recursos financieros públicos y privados para alcanzar así una inversión en ciencia del 2,12% del PIB español que nos equipare a la media europea.

8. Renace la negociación climática internacional

En el ámbito internacional, una de las claves más importantes que nos dejó este 2020 y que serán la llave de la sostenibilidad planetaria en el futuro fue la derrota de Trump en las elecciones y el ascenso de Joe Biden como próximo presidente de los Estados Unidos. Presidente que, aun sin serlo de manera oficial hasta el próximo 20 de enero, ha puesto sobre la mesa un conjunto de medidas con las que pretende “hacer el planeta verde de nuevo”, entre ellas la vuelta del país al Acuerdo de París.
Por su parte, China se comprometió a alcanzar la meta del carbono neutral para el año 2060. “Nuestro objetivo es llegar al pico de nuestras emisiones de dióxido de carbono antes de 2030 y lograr la neutralidad de carbono antes de 2060. La humanidad no puede seguir permitiéndose ignorar las repetidas advertencias de la naturaleza y seguir adentrándose en la vía de extraer recursos sin invertir en la conservación”, aseguró Xi Jinping, presidente de China.
Más que un año perdido, el 2020 ha servido como una prueba aprendida a la fuerza de que nuestra supervivencia está supeditada a la salud de nuestro planeta. Porque ante nosotros queda ahora un 2021 lleno de esperanzas para que las grandes cumbres climáticas y ambientales marquen por fin la agenda que tanto estamos buscando. Porque el futuro debe ser verde o no serlo.
[Esta noticia fue publicada originalmente en El Ágora. Leer el original aquí


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