El 10% de GEI a nivel mundial se emiten en producir alimentos que terminan en la basura

El 10% de los gases de efecto invernadero mundiales se emiten en la producción y gestión de alimentos que acaban en la basura. El coste económico que supone la pérdida de alimentos se calcula en 1.000 millones de dólares, alrededor de 700.000 millones en costes ambientales y unos 900.000 millones en costes sociales, según cálculos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación), ha informado el Ejecutivo foral.
Desperdiciar alimentos supone un uso innecesario de recursos, muchas veces escasos, como la energía o la tierra (el 28% de la superficie agrícola del planeta se destina a alimentos que son finalmente desechados) y el agua (para generar un kilogramo de alimento son necesarios, al menos, 1,5 litros de agua). Además, para obtener un sólo kilogramo de alimento se vierten a la atmósfera 4,5 kg de dióxido de carbono (CO2). Son datos estimativos que ponen de manifiesto el grave impacto que el desperdicio alimentario tiene en el cambio climático, todo ello para que, al final, entre el 20% y el 30% de los alimentos producidos terminen en la basura.
Así lo ha señalado la consejera de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno foral, Itziar Gómez, en una jornada online organizada por la Delegación de Navarra ante la Unión Europea con motivo de la Semana Europea de la Prevención de Residuos. En esta sesión, centrada en el desperdicio alimentario, se han presentado algunos ejemplos de buenas prácticas en la materia por parte de distintas regiones, como la propia Comunidad Foral, Treviso (Italia) y Gran Porto (Portugal).
La consejera Gómez ha señalado que, según las estimaciones de la Sección de Residuos del Departamento de Medio Ambiente, en Navarra el 14% de los desperdicios se producen en la hostelería, el 39% en la producción e industria y el 42% en los hogares. Esto supone que se produce un desperdicio de 75 kg anuales de media por persona, siendo sus causas muy variadas: falta de planificación en la compra, el inadecuado almacenamiento y consumo, o el exceso en las raciones cocinadas. La estimación es que anualmente en la Comunidad Foral más de 115.000 toneladas de alimentos terminan en la basura.
La consejera Gómez se ha referido también al Plan de Residuos de Navarra 2017-2027 que plantea como medida en el ámbito del desperdicio alimentario la participación de la Comunidad Foral en la estrategia ‘Más alimento, menos desperdicio’ del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y en las siguientes seis acciones: creación de una mesa de trabajo intersectorial para impulsar y dinamizar la prevención de residuos alimentarios; elaboración y difusión de un plan de acción en colaboración con agentes clave para impulsar y dinamizar el aprovechamiento de alimentos; apoyo a las iniciativas de recogida de alimentos aprovechables, a través del Fondo de Residuos; acuerdos con agentes clave para la creación de canales estables de aprovechamiento de excedentes alimentarios como el reparto a entidades benéficas; elaboración de pliegos tipo para restauración colectiva en Administraciones Públicas; formación y asesoramiento a agentes clave; y campañas de sensibilización para la reducción y redistribución del desperdicio.
Otra herramienta de la que se vale el Gobierno de Navarra en la prevención de los residuos es La Ley Foral 14/2018 de 18 de junio de Residuos y su Fiscalidad, que recoge las medidas de prevención y gestión de residuos, con el fin de promover e impulsar los escalones superiores de la jerarquía de residuos. La Ley crea la Oficina de Prevención de Residuos y de Impulso de la Economía Circular (OPREC), cuya finalidad es el cumplimiento de los objetivos de prevención e impulso de la economía circular establecidas en el Plan de Residuos.
La Ley de Residuos establece un impuesto al vertido y a la incineración como elemento disuasorio. Con el dinero recaudado en este impuesto y el procedente de las multas por la mala gestión de los residuos se crea el Fondo de Residuos, ha indicado el Ejecutivo. La Ley no menciona el desperdicio alimentario, ha añadido, pero obliga a utilizar el fondo de residuos en medidas de prevención y por lo tanto las de reducción de residuos. El fondo se empezó a repartir en 2020 por primera vez y financió ese mismo año proyectos por valor de 400.000 euros, de los que 87.042 euros se destinaron a proyectos relacionados con el desperdicio alimentario; y este 2021 se han concedido más de 140.000 euros para proyectos de redistribución de alimentos y de formación y sensibilización.
La Semana Europea para la Reducción de Residuos (EWWR), que se celebra del 20 al 28 de noviembre, tiene como objetivo animar a la ciudadanía europea a llevar a cabo acciones de concienciación sobre la gestión sostenible de los recursos y los residuos. La Delegación de Navarra ante la Unión Europea ha organizado este seminario en el que Navarra ha estado representada por la consejera Gómez y por la coordinadora de la Oficina de Prevención de Residuos y Fomento de la Economía Circular de Navarra, Aintzane Pérez Ezkurdia, quien ha ofrecido una visión del enfoque regional en esta materia y ha mostrado varios ejemplos concretos de éxito.
[Este contenido procede de Europa Press. Lee el original aquí]

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