Ciclo: la empresa que quiere ganar la batalla al plástico en Colombia

Ciclo comenzó como dos Trabajos de Fin de Grado. Una, de los ingenieros  Lucas Tobón y Francis Alejandra Osorio, de la Escuela de Ingeniería de Antioquia. La otra, de los ingenieros administrativos Felipe Restrepo, Miguel Uribe y Santiago Higuera. Todos millennials. Todos con ganas de crear algún día su propia empresa.
Lucas y Francis se habían interesado en las máquinas receptoras de envases, que en muchos países europeos se usan desde hace varios años como un método para incentivar el reciclaje. El problema apareció cuando averiguaron cuánto valía una de esas máquinas: hasta 100 millones de dólares (algo más de 80 millones de euros). Fue entonces cuando decidieron aplicar los conocimientos de su carrera para fabricar una máquina criolla Al tiempo que Lucas y Francis resolvían problemas técnicos, coincidencialmente Felipe, Miguel y Santiago, interesados en el mismo tema, pero desde otra perspectiva, habían estructurado un proyecto que consistía en importar máquinas de envases, integrarlas al sistema del metro, y que los usuarios pagaran su pasaje con botellas. Un estudio de factibilidad les demostró que el 90% de los usuarios del sistema pertenecen a los estratos 1, 2 y 3, y que esos estratos gastan hasta el 25 % de su salario en transporte.
Un profesor, Víctor Jaramillo, ató los dos cabos. Lucas y Francis ganaron el concurso Innovate de Empresas Públicas de Medellín, y Felipe y Miguel habían ganado el reconocimiento Capital Semilla, un premio de la Alcaldía de Medellín. Era cuestión de ponerlos a trabajar juntos. Así nació Ciclo. El siguiente paso fue demostrarles a todos que la idea era factible. Para eso diseñaron un plan piloto: una máquina en la estación Universidad, del metro de Medellín. En cuatro meses los números les dieron la razón: reciclaron 440.000 envases. Eso significa que 4.500 usuarios pagaron 11.000 viajes en metro con botellas para reciclar. El impacto ambiental de esa transacción, cuenta Lucas, equivale a sacar de circulación 200 vehículos. La idea le ahorró a la ciudad 22 toneladas de C02.
“Con nuestra empresa Ciclo creamos una economía sostenible. Es una iniciativa de valor compartido. Hacemos cosas que permiten que todos ganen”, dice Lucas, satisfecho de la primera etapa de la joven empresa. Ganaron ellos porque tienen un trabajo y un sueño. Ganan las empresas aliadas, como el Metro de Medellín, que recibió más de 700 millones de dólares en beneficios relacionados con publicidad y posicionamiento de marca, y ganaron los usuarios, que recibieron por cada botella depositada en la máquina 50 dólares de recarga (algo más de 40€) en su tarjeta de transporte.
Para este año Ciclo seguirá creciendo. El plan, que ya está pactado, consiste en instalar otras cinco máquinas. Una en la línea Sur del metro. Otra en la línea B. Una en Metrocable. Otra en el Tranvía. Y una más en Metro Plus. También están trabajando con centros comerciales y colegios de Medellín, que estarían interesados en sumarse al proyecto. Si las cosas salen bien, al final del año estarían operando 10 máquinas. “Estamos trabajando con una nueva máquina con otra tecnología, para que tenga más capacidad de almacenamiento y sea más autónoma. También integramos un sistema de compactación que es clave en estos sistemas. Desarrollamos el compactador para que se deformen y ocupan menos espacio los envases”, cuenta Lucas.
Un reciente estudio, publicado en la revista Science Advance, estableció que desde 1950 los humanos hemos generado 8.300 millones de toneladas métricas de plástico. Sin embargo, sólo reciclamos el 9% de este material. Cada minuto se compran un millón de botellas plásticas. En el caso de Colombia, se calcula que menos del 25% de los envases plásticos se reciclan.
Aunque el esfuerzo de estos cinco jóvenes no resolverá el problema, sí crea esperanza de cómo se pueden transformar costumbres, aprovechar tecnología y crear negocios sostenibles para hacerle frente al reto de crear economías circulares.


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