Fondos europeos, la oportunidad para una recuperación verde, circular y resiliente

Un millón de especies animales y vegetales están hoy en peligro de extinción. La temperatura global de la superficie terrestre ha aumentado 1ºC en un siglo, lo que, entre otras consecuencias, ha generado ya la pérdida de más de 9,6 billones de toneladas de hielo y se pronostica la desaparición de entre el 70 al 90% de los arrecifes de coral en los próximos 20 años. Las estimaciones del impacto económico del cambio climático hablan de una pérdida del PIB de un 7% al 10%. Algo que nos puede parecer insignificante hoy, ante la catastrófica situación económica en la que nos encontramos con reducciones del PIB de dos dígitos.
Pero, lancemos una pregunta: ¿cuál es el valor económico real de esta crisis ambiental? La naturaleza es esencial para la existencia humana, para nuestra para nuestra salud, para nuestra seguridad e incluso para nuestra supervivencia. Traed a la mente por un momento la imagen de los incendios devastadores en Australia y en California, las plagas de langostas en África, el derretimiento de glaciares, o la desaparición del Mar de Aral. 
Desde una perspectiva macroeconómica ¿estamos hablando de una pérdida cuantificable en el PIB o estamos hablando de un camino sin retorno? ¿Podemos sobrevivir los humanos si seguimos esta senda? Indudablemente, el coste económico de la inacción es mayor que el coste de la acción. En el último año hemos visto crecer el activismo, con demandas en las calles de jóvenes que reclaman una actuación más rápida. Vimos también que los principales foros económicos mundiales, como el Business Roundtable o el Foro de Davos hacen un llamamiento a repensar la economía desde la sostenibilidad. Líderes empresariales, como Larry Fink, CEO de Blackrock, hicieron un llamamiento a replantear las finanzas. Y desde Europa, se marcó una nueva la senda con el “Green Deal”, el Pacto Verde Europeo.
Y cuando estábamos aquí, llego la pandemia. En los primeros días surgió el debate de si realmente la sostenibilidad dejaría de estar en la Agenda. Pues bien, desde todos los organismos internacionales, desde la ONU a la OCDE y también desde la Unión Europea, se declaró como fundamental, que la recuperación debe ser una recuperación verde. En el caso de Europa no sólo como un eje fundamental, sino como el eje central de su acción, junto con la digitalización, y declarando que un 37% de los fondos de recuperación se enfocarán a las líneas de trabajo que aceleren los cambios necesarios para lograr los objetivos del Pacto Verde Europeo.
Es fundamental la acertada ejecución de estos fondos europeos porque son la clave para crear empleo, conservar nuestro tejido productivo y hacer cambios estructurales para que nuestra economía esté preparada para el futuro y ser más resiliente frente a los desafíos que vienen.
Las 4 líneas directrices que se prevén en el Plan de Recuperación, el denominado Plan de Recuperación, transformación y resiliencia, plantea cuatro líneas directrices para España: verde, digital, sin brechas de género y cohesión e inclusión. Se estructura, además, en torno a diez políticas palanca que se consideran de alta capacidad de arrastre sobre la actividad económica y el empleo:
  • Agenda urbana y rural y lucha contra la despoblación;
  • Infraestructuras y ecosistemas resilientes;
  • Transición energética justa e inclusiva;
  • Administración para el siglo XXI;
  • Modernización y digitalización del tejido industrial y de la pyme, recuperación del turismo e impulso a una España Nación Emprendedora;
  • Pacto por la ciencia y la innovación; refuerzo de la capacidad del Sistema Nacional de Salud;
  • Educación y conocimiento, formación continua y desarrollo de capacidades;
  • Nueva economía de los cuidados y políticas de empleo;
  • Impulso de la industria de la cultura y el deporte; y
  • Modernización del sistema fiscal para un crecimiento sostenible e inclusivo.
Para el éxito del plan, será determinante disponer de un sistema eficiente y capaz de ejecutar los fondos, la colaboración público-privada y el efecto multiplicador de los proyectos que se pongan en marcha. Pensando en la sostenibilidad como un motor de transformación, donde también estén las PYMES y de forma que los resultados creen una riqueza económica alineada con las necesidades de cambios estructurales y la indispensable generación de empleo.
Porque estamos todos de acuerdo. Es un momento de crisis, pero también de oportunidades. Nuestra energía, nuestros recursos financieros y nuestra Ilusión, tiene que estar encaminados a generar confianza y a alinear la recuperación económica y del empleo con la sostenibilidad. Navegamos en aguas muy turbulentas. Pero sopla viento fuerte y a favor. Aunque el casco de la nave está deteriorado, esta nave puede volar; usemos las velas para volar y llegar a buen puerto.
[Esta noticia fue publicada originalmente en El Ágora. Leer el original aquí]


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