Conciencia y consumo responsable, claves para luchar contra el cambio climático del festival Ecozine

La tecnología puede optimizar el consumo de energía, pero no es milagrosa, todo depende de cada persona y de su decisión de reducir el consumo y que éste sea responsable para evitar más emisiones a la atmósfera y reducir las consecuencias del cambio climático, explica el experto francés Eric Vidalenc que ha participado en un debate sobre energía y consumo en el festival Ecozine en el Instituto Francés de Madrid.
Vidalenc, responsable de la división de Ciudades y Energía Sostenibles de la Oficina Regional de la Agencia de Gestión de Energía y Medio Ambiente de Francia (ADEME), señala que los avances tecnológicos son avances “muy ambiguos”, y explica, “si nos ponemos en el escenario actual, tenemos mucha tecnología, pero nunca antes en la historia como ahora se emitieron tantos gases a la atmósfera, entonces los causantes de la situación somos los humanos”.
“Eso quiere decir que no hay determinismo tecnológico y debemos plantearnos a dónde nos va a llevar ese progreso tecnológico. Si optamos por orientarnos al progreso en la reducción de gases de efecto invernadero (GEI), puede ser una opción. No hay una solución tecnológica milagrosa”, dice, pero, por ejemplo, si la industria del automóvil hace vehículos más pequeños, que consuman menos energía y se comparte el transporte, se evitarán más emisiones de GEI.
Vidalenc, que prefiere hablar a título personal, dice que lo que no tiene lógica alguna es que si se habla de ahorro de energía, la industria haga automóviles más grandes que consumen más energía, “deberíamos ir cada vez más a unidades más pequeñas que reduzcan el consumo. Si bien el vehículo eléctrico ayuda a reducir emisiones, no es una solución perfecta porque a lo que se debe tender es a diseñar ciudades más sostenibles, en las que no haya que desplazarse grandes distancias para ir a trabajar”, dice. Igualmente propone incentivar el transporte público, el uso de la bicicleta o compartir el vehículo privado compartiendo gastos para el desplazamiento en las ciudades, sobre todo en los países industrializados donde la obesidad es ya un problema de salud entre la población.
Recuerda que la tecnología es un factor importante, pero no lo soluciona todo, porque actualmente a pesar de que los vehículos eléctricos reducen emisiones, las baterías fabricadas con litio, una vez agotadas y como residuo, no tienen aún tratamiento. Actualmente se investigan otro tipo de baterías, señala, con sodio o hidrógeno y la forma de almacenar la energía, aunque por el momento se han obtenido peores resultados de rendimiento. Por ello, Vidalenc sostiene que las soluciones implican una visión socio-tecnológica, es decir buscar las soluciones a los problemas en la técnica, pero siempre implicando a los consumidores.
Aclara que “consumir menos no es reducir calidad de vida”, y explica, por ejemplo, se puede reducir el consumo de carne, pero la que se consuma sea de mejor calidad. Igualmente, dice, que deberíamos plantearnos si “culturalmente nos supone grandes logros el desplazarnos un fin de semana de una punta a otra de Europa con viajes ‘low cost’”, cuando el transporte aéreo es uno de los mayores emisores de GEI a la atmósfera, o programar menos desplazamientos con estancias más prolongadas. Cuestiona, además, una mejor gestión de los transportes públicos como el tren, del que dice en Europa han desaparecido o se han reducido los desplazamientos nocturnos en este medio de transporte, lo que contribuiría a evitar más GEI.
“Es importante cambiar nuestra visión de progreso técnico y de esa forma salir de la lógica de siempre más es mejor. Consumir menos puede implicar menos consumo de energía y mejor calidad de vida”. La respuesta de base “es consumir menos”, asevera, “si nos organizamos para consumir de forma conjunta podremos reducir el consumo de energía y optar por las energías renovables duraderas. Pero las responsabilidades vienen repartidas y es finalmente el consumidor el que decide por un consumo responsable”, dice Vidalenc. Explica que “en Francia la economía está totalmente descarbonizada, salimos del carbón hace 30 o 40 años, no por el clima, si no porque se optó por la energía nuclear”, y actualmente se consume gas natural y petróleo, como la mayoría de países industrializados, y para salir de ello es necesario consumir menos y desarrollar las energías renovables.


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