Bruselas sopesa crear un sello europeo para los bonos verdes que estimule la inversión

La Comisión Europea va a plantear la creación de un sello europeo para los “bonos verdes” que garantice que los réditos de estos títulos se invierten en proyectos de lucha contra el cambio climático o medioambientales, ayudando así a movilizar financiación para estos objetivos y evitando que se comercialicen como ecológicos productos financieros que no lo son. La iniciativa formará parte de una nueva estrategia para potenciar las finanzas sostenibles que la Comisión Europea prevé aprobar en breve.
Y es que Bruselas calcula que la UE necesitará al menos 350.000 millones de euros adicionales en inversiones cada año para cumplir sus objetivos climáticos, que pasan por reducir un 55 % sus emisiones contaminantes para 2030 en relación con 1990 y por alcanzar la neutralidad (emitir solo lo que pueda absorber) en 2050. Según ha podido saber EFE, para obtener este sello, los emisores tendrán que demostrar que sus inversiones se alinearán al cien por cien con la “taxonomía” europea, una clasificación de qué actividades se consideran realmente sostenibles.
Además deberán demostrar durante toda la vida del bono que el rendimiento obtenido se ha destinado efectivamente a estos fines, incluido a través de evaluaciones externas de los informes que hayan ido presentando. Su uso, sin embargo, será voluntario, ya que Bruselas no quiere impedir que las instituciones financieras o Estados utilicen otros estándares que ya funcionan en el mercado para este tipo de bonos.
De hecho, la propia Comisión Europea utilizará otro estándar (el ICMA, elaborado por la Asociación Internacional de Mercados de Capitales) en sus primeras emisiones de bonos verdes para financiar el fondo de recuperación pospandemia, ya que se espera que comiencen este mismo año y aún no estará listo el sello europeo. Bruselas se ha propuesto emitir en bonos verdes el 30% de los 800.000 millones de euros en deuda con que financiará el fondo, unos 240.000 millones que ayudarán a que este mercado gane volumen.
Por otro lado, la estrategia establecerá la información que tienen que dar las empresas, bancos u otros participantes del mercado para probar que cumplen con la taxonomía europea, después de que la Comisión publicase en abril una primera clasificación que incluye la mayoría de las actividades económicas. En concreto, cubre el 40% de las actividades de empresas cotizadas en sectores responsables de casi el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero en Europa, según Bruselas.
Sin embargo, el Ejecutivo comunitario aún debe completar esta lista, que de momento no incorpora la energía nuclear, el gas natural o la agricultura, para lo que prevé presentar un segundo acto delegado tras el verano. En particular, debe analizar los informes de expertos sobre la energía nuclear para decidir si se considera limpia (como defienden algunos países comunitarios) y puede incluirse; así como seleccionar aquellas actividades ligadas al gas natural que podrían considerarse de transición y, por tanto, incorporarse a la clasificación aunque sea de manera temporal.
La Comisión quiere asimismo que los productos de inversión sostenibles sean accesibles también a los minoristas, por lo que estudiará las posibilidades en cuanto a los préstamos o las hipotecas “verdes”, por ejemplo, aquellas sobre viviendas con alta eficiencia energética. Aunque no hará todavía una propuesta al respecto, Bruselas pedirá a la Autoridad Bancaria Europea adelantar sus estudios sobre estos productos a 2023, en lugar de a 2025, como estaba previsto hasta ahora.
[Esta noticia fue publicada originalmente en EFE VERDE. Lee el original aquí]


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